Los Primeros Hombres

LOS PRIMEROS HOMBRES

HOWARD FAST

 

Señora Jean Arbalaid Washington D. C.

Mi querida hermana:

La encontré. La vi con mis propios ojos, y descubrí así la utilidad de mi vida: investigar más allá de los mares los caprichos antropológicos de mi hermana. Algo, en todo caso, superior al aburrimiento. No deseo volver a casa y no daré explicaciones. Soy un neurótico, un inestable, un hombre sin rumbo. Obtuve mi licencia absoluta en Karachi, como sabes, y me hace muy feliz ser un ex GI y un turista, pero me bastaron solamente unas pocas semanas para aburrirme de la distracción. Me alegró mucho, por lo tanto, que me encomendaras una misión. Y la misión ha sido cumplida.

Podía haber sido más excitante. En verdad la breve noticia de la Associated Press que me enviaste era completamente exacta. El villorrio de Chunga está en Assam. Fui allá en avión, en tren de trocha angosta y en carro de bueyes; un viaje bastante agradable en esta época del año en que el calor ya ha bajado la cabeza. Allí vi a la muchacha, que tiene ahora catorce años de edad.

Conoces la India, y sabes que los catorce años es una edad adulta para una muchacha en estas partes del mundo; la mayoría se ha casado ya a los diez. Y no hay problema acerca de la edad. Hablé extensamente con los padres, quienes identificaron a la niña por dos marcas de nacimiento muy claras. Los parientes y otros habitantes de la aldea certificaron la identificación; todos recordaron las marcas de nacimiento. Circunstancia muy poco rara y muy poco notable en estas pequeñas aldeas.

La niña se perdió a los ocho meses de edad; una historia común: los padres trabajan en el campo, dejan a la criatura en el suelo, y la criatura desaparece. No puedo decir si andaba o no a gatas a esa edad; en todo caso era una niña sana, vivaracha y curiosa, en esto están todos de acuerdo.

Nunca sabremos cómo fue la niña a vivir entre los lobos. Probablemente se la llevó una hembra que había perdido a sus crías. Es la historia más probable, ¿verdad? Este no es el lupus de la variedad europea, sino el pallipes, su primo local; un animal, sin embargo, respetable por su tamaño y sus maneras, y con el que no es agradable tropezar en una noche oscura. Hace dieciocho días, cuando encontraron a la niña, los aldeanos tuvieron que matar cinco lobos para llevársela, y ella misma luchó como un demonio escapado del infierno. Había vivido como una verdadera loba durante trece años.

¿Se conocerá alguna vez la historia de esa vida lobuna? No lo sé. En la práctica la niña es una loba. No se sostiene erguida y no es posible corregirle la curvatura de la espina dorsal. Corre en cuatro patas y tiene los nudillos cubiertos de gruesos callos. Tratan que ella emplee las manos para asir y tomar, pero sin éxito. Se arranca los vestidos que le ponen, cualesquiera que sean, y hasta ahora no ha podido comprender el significado del lenguaje, y mucho menos hablar. El antropólogo hindú Sumil Gojee ha estado trabajando en el caso la semana pasada, y tiene pocas esperanzas a que alguna vez sea posible comunicarse realmente con ella. De acuerdo con nuestro modo de ver y medir las cosas es una idiota total, una imbécil infantil, y es probable que siga siéndolo durante el resto de su vida.

Por otra parte, tanto el profesor Gojee como el doctor Chalmers, funcionario de sanidad del gobierno, quien vino de Calcuta para examinar a la criatura, están de acuerdo en que no existen elementos físicos o hereditarios que expliquen ese estado mental, pues no hay deformación en la zona craneana, ni antecedentes de imbecilidad en la familia. Todos los habitantes de la aldea atestiguan la normalidad, y en verdad la vivacidad y la lucidez que ella mostraba cuando era pequeña; y el profesor Gojee subraya que para sobrevivir a trece años de vida entre los lobos son necesarias sin duda una inteligencia y una adaptabilidad notables. La niña responde muy bien a las pruebas de acción refleja, y neurológicamente parece estar sana. Es fuerte —más de lo que corresponde a una niña de trece años de edad—, resistente, rápida de movimientos, y tiene un olfato y un oído increíblemente desarrollados.

El profesor Gojee ha examinado antecedentes de dieciocho casos análogos registrados en la India en los últimos cien años, y dice que en todos el niño recuperado era idiota, desde nuestro punto de vista, o un lobo, considerado objetivamente. Señala que sería incorrecto llamar a esta niña idiota o imbécil, como no podemos llamar idiota o imbécil a un lobo. La niña es una loba, quizá una loba muy superior, pero loba de todos modos.

Estoy preparando un informe mucho más completo sobre todo este asunto. Entretanto, esta carta resume los hechos pertinentes. En cuanto al dinero, estoy bien provisto, en verdad, con los mil cien dólares que gané a los dados. Cuídate, cuida de tu brillante marido, y cuida del Servicio de Salud Pública.

CONTINUARÁ…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.